ESTRELLAS
Nos cuentan que las estrellas, que, mágicamente aparecen en
el cielo cada noche, murieron hace miles de años, pero, que al ser su luz tan
potente, viaja años luz por el universo y nos sigue llegando su brillo. Puede llegar un momento en el que nosotros, los humanos, dejemos de verlas.
Puede llegar un momento en el que constelaciones importantes como la Osa Mayor
y estrellas como la Estrella Polar, desaparezcan de un día para otro debido a
que su luz ha viajado lo suficiente a lo largo del universo y llevando su luz a
todos los planetas. Aunque nosotros seamos los únicos que podamos apreciarla.
Nos dicen que puede haber vida en otros planetas, en nuestro
sistema solar o a miles de años luz. Yo no pienso eso. Estamos solos en el
universo y, a veces, esa soledad me abruma. Lo suficiente como para querer
gritarlo a los cuatro vientos.
A mis 8 años, me fascina todo lo que tenga que ver con el
universo. Agujeros negros, galaxias, estrellas, planetas, lunas, agujeros de
gusano y todas las fricadas astronómicas que puedas imaginar. A veces me paso
horas mirando por el telescopio intentando avistar alguna estrella fugaz, que, como
todo el mundo sabe, es un simple asteroide que pasa lo suficientemente cerca de
la tierra como para crear una estela detrás de él, formando una cola de fuego,
el tiempo suficiente como para que alguien la vea. Están esas leyendas sobre
las estrellas fugaces, que dicen que si ves una y pides un deseo, este se
cumplirá.Sinceramente, no sé cómo algunas personas pueden creerse eso,
lo entiendo en niños de tres a diez años (yo no me incluyo en esa categoría,
según mi madre soy demasiado maduro para mi edad), pero no puedo entenderlo en
personas de cuarenta, ya maduras, hechas y derechas. Pero bueno, cada uno
cree en lo que cree.
Todo comenzó un 10 de noviembre de 2030. Yo ya había cumplido
los 10 años y me habían regalado un montón de enciclopedias astronómicas, que
devoré en solo un mes, volví a releerlas y a los tres meses, me las sabía todas
casi de memoria. Estaba yo en casa, había vuelto del colegio y estaba cenando
en el salón, con el canal Astronomía puesto en la tele. Empezaron a dar una
noticia de última hora y subí el volumen para poder escucharlo mejor.
-Científicos experimentados de la NASA acaban de avistar una
estrella fugaz de gran tamaño surcando los cielos de Inglaterra. Tras la
desaparición de este cometa, algunas estrellas comenzaron a parpadear para
luego “apagarse” inmediatamente. Tras este suceso, los científicos estuvieron
alerta por si ocurría algún fenómeno extraño más. Por ahora no ha habido ningún cambio, esperamos nuevas noticias. Seguiremos
informándoles-mientras la presentadora relataba estos hechos, iban apareciendo
en la pantalla imágenes de cómo estrellas desaparecían (efectivamente) poco a
poco de nuestro cielo.
Esa noche la preocupación no me dejó dormir
Tres meses más tarde, la Osa Mayor, la Osa Menor y otras muchas más constelaciones comenzaron a desaparecer sin
parar, cada día desparecía una, cada cual más importante que la anterior. Los
científicos supusieron que todo eso lo causó aquella estrella fugaz hace tres
meses. Pero aún no saben el por qué.
Un día todo paró.
Los científicos dijeron que porque solo un día parasen de
desaparecer constelaciones y estrellas, no significaba que todo iba a acabar definitivamente.
Pero se equivocaron.
Pasaron semanas, luego meses. Tras cinco años sin ninguna
desaparición más, los especialistas se dieron por vencido y aceptaron que ya
todo había terminado.
Después de eso, se pusieron a investigar y descubrieron
nuevas constelaciones. A algunas les pusieron nombres de físicos y filósofos.
A una de ellas le pusieron Newton, por su forma de manzana. A
otra la llamaron Euler, en honor al matemático que difundió el número PI. Y así
siguieron creando nuevas constelaciones a base de matemáticos, filósofos o
personas importantes.
Y, así, es como nuestro mundo y nuestra historia dio un paso
más hacia nuevos caminos aún por descubrir.
¿Os he contado que ya no estamos solos en el universo?